Costa Brava

La Costa Brava es una suma de sensaciones que te sorprenderán, desde Blanes hasta Portbou. La naturaleza tiene un protagonismo destacado en este territorio, que alberga el Parque Natural de Cap de Creus, el Parque Natural de Els Aiguamolls de l’Empordà y el Parque Natural de El Montgrí, las Illes Medes y el Baix Ter. Tres escenarios de enorme diversidad; tres parajes de gran valor biológico.

Nuestro litoral también te cautivará por la belleza de sus playas −de gran calidad turística− y calas, algunas de ellas auténticos paraísos escondidos entre acantilados. Sin olvidarnos del carácter mediterráneo de poblaciones como Cadaquéso Calella de Palafrugell.

También debes tomar nota de lugares tan singulares como la bahía de Roses, el lago de Banyoles o los jardines botánicosde Santa Clotilde, Pinya de Rosa, Marimurtra y Cap Roig.

La Costa Brava también te reserva un gran número de propuestas culturales: el vasto legado de Salvador Dalí en el Empordà; el monasterio de Sant Pere de Rodes o el castillo de Peratallada; villas medievales como Tossa de Mar, Púbol o Pals; las ruinas de Empúries, testimonios excepcionales de las civilizaciones griega y romana; la tradición ceramista de La Bisbal, y el casco antiguo de Girona, con una joya histórica de primer orden: su judería.

Playas

La Costa Brava es sol, playa, calas escondidas entre la vegetación, baños refrescantes, aguas cristalinas, tranquilidad, paseos por los caminos de ronda, poblaciones marineras con encanto… Te haces ya a la idea, ¿verdad? Pues coge tu agenda, encuentra el próximo hueco en ella y prepárate para un gran día –o todos los que puedas– de playa.

Museo Dalí

El Teatro-Museo Dalí, inaugurado en 1974, se construyó sobre los restos del antiguo teatro de Figueres y alberga el más amplio abanico de obras que describen la trayectoria artística de Salvador Dalí (1904-1989), desde sus primeras experiencias artísticas y sus creaciones surrealistas hasta las obras de los últimos años de su vida.

Algunas de las obras más destacadas que se exponen son Port Alguer (1924), Noia de Figueres (1926), L’espectre del sex-appeal (1932), Autoretrat tou amb bacó fregit (1941), Poesia d’Amèrica o Els atletes còsmics (1943), Galarina (1944-1945), La panera del pa (1945), El nas de Napoleó transformat en una dona encinta que passeja la seva ombra malenconiosa entre les ruïnes originals (1945), Leda atòmica (1949), L’apoteosi del dòlar (1965), Galatea de les esferes (1952) o Aurora, migdia, capvespre i crepuscle (1979).

También cabe destacar el conjunto de obras realizadas por el artista expresamente para el Teatro-Museo, como la sala Mae West, la sala Palau del Vent, el monumento a Francesc Pujols y el Cadillac plujós. Asimismo, se muestran obras de otros artistas que Dalí quiso incluir en este espacio: el Greco, Marià Fortuny, Modest Urgell, Jean-Louis-Ernest Meissonier, Marcel Duchamp, Wolf Vostell, Antoni Pitxot y Evarist Vallès, entre otros.

El Teatro-Museo se ha de ver como un todo, como la gran obra de Salvador Dalí, ya que todo en él fue concebido y diseñado por el artista para ofrecer al visitante una verdadera experiencia y para que este se adentrara en su mundo, cautivador y único.

Castillo de San Ferran

Iniciada su construcción en el año 1753 por el muy notable ingeniero militar Juan Marín Zermiño, no estuvo en activo hasta el año 1792. Es una de las mayores fortalezas de sus características construidas en Europa. Su planta constituye un pentágono irregular simétrico, con un doble circuito defensivo, constituido por obras exteriores de distintos tipos y dimensiones. El perímetro interior mide 3.125 metros. En el foso se encuentran las obras exteriores antes mencionadas: dos contraguardias y siete revellines, a los que se añaden cinco galerías subterráneas de contramina y siete cisternas de gran capacidad.

El recinto interior está formado por cinco grandes baluartes y uno de menor tamaño, o plataforma, con un perímetro total de 2.100 metros. En torno al espacioso patio de armas, de 12.000 metros cuadrados, se sitúan siete grandes bloques de edificios para el alojamiento de la guarnición. Esta era de 4.000 hombres, aunque el recinto podía llegar a albergar el doble de personas en caso de necesidad. Unas espaciosas caballerizas de 300 metros de longitud podían alojar hasta 500 caballos. Bajo el patio de armas se encuentra el lugar de visitas más espectacular del monumento: sus extraordinarias cisternas navegables, capaces de contener 9 millones de litros de agua. El castillo de Sant Ferran estuvo abierto al público por primera vez en 1996, y desde 1997 permanece abierto de forma regular. Está clasificado como Bien Cultural de Interés Nacional.

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